6 errores más comunes a la hora de contratar un seguro de salud y cómo evitarlos

Los 6 errores más comunes a la hora de contratar un seguro de salud y cómo evitarlos

Los seguros médicos privados han alcanzado un máximo histórico. Millones de españoles los contratan y, según la Fundación Idis, muchos nuevos asegurados cometen los mismos errores.

Según la Fundación Idis, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, casi 10 millones de personas ya han contratado un seguro de salud privado. El lenguaje en el mundo de los seguros de salud puede ser complicado, y es natural sentirse desconcertado.

Según la organización, esta es la razón por la que muchos clientes de las compañías de seguros cometen errores al adquirir un seguro de salud. Antes de ponerse en contacto con cualquier empresa, se recomienda que los interesados se informen sobre condiciones como el copago, la permanencia, las exclusiones, etc.

Los 6 errores más comunes a la hora de contratar un seguro de salud

A continuación te presentamos los 6 errores más comunes que cometen los nuevos clientes de las aseguradoras.

No conocen la compañía

Muchos consumidores interesados en adquirir un seguro de salud se dirigen a varias empresas sin conocer a fondo el funcionamiento del sector de los seguros de salud. Antes de ponerse en contacto con un seguro, es esencial que un cliente potencial tenga en cuenta varios elementos de la aseguradora, como por ejemplo si la empresa tiene experiencia en el sector sanitario. También es crucial fijarse en la estabilidad financiera de la empresa y en los especialistas médicos y centros de salud con los que colaboran.

Cegarse con las ofertas

No es buena idea confiar ciegamente en los planes sólo porque son baratos o tienen una oferta especial. Como ya se ha dicho, alguien inexperto en el mercado de los seguros de salud puede acabar contratando una cobertura que no es tan útil como cree.

Un seguro con copago, por ejemplo, será menos caro mensualmente, pero el asegurado tendrá que pagar por cada tratamiento que necesite. En consecuencia, debemos tener en cuenta nuestras propias necesidades y no las opciones que se nos presentan.

Además, muchas personas asumen que un seguro mensual es el más asequible, pero en realidad los planes trimestrales, semestrales o anuales pueden ser muy asequibles.

No pensar en los seguros vitalicios

El seguro de vida es una póliza que proporciona una cobertura completa de forma indefinida. Como el asegurado no puede darse de baja de la póliza en ningún momento, es uno de los planes de seguro más eficaces. Cuando el asegurado alcanza los 65 años, es una edad clave para las personas que buscan un seguro de salud.

Si un cliente potencial está interesado en este tipo de seguro, merece la pena buscar una empresa que lo ofrezca. Hay varias aseguradoras que se especializan en este tipo de cobertura y cobran costes muy bajos.

No conocer sus necesidades

Como ya se ha dicho, saber lo que se necesita es fundamental a la hora de contratar un seguro. No es una buena idea contratar un seguro simplemente porque es barato. Lo mejor es considerar qué tipo de cobertura se adapta mejor al estilo de vida de la persona y qué opción de pago es más atractiva.

Los seguros con copagos no son ni mejores ni peores que los seguros sin copagos. Son únicos y están hechos para personas con distintas necesidades. A largo plazo, un seguro sin copagos puede ser menos caro que un seguro con copagos. Todo depende de cómo se utilice el seguro.

No leer la letra pequeña y las exclusiones

Las exclusiones son un componente importante de la letra pequeña que no debe pasarse por alto. Esta información identifica lo que no está cubierto por el seguro. Las exclusiones pueden dejar fuera de la cobertura los accidentes de tráfico, las enfermedades que el asegurado tenía antes de contratar el seguro y los embarazos….

También hay que tener en cuenta otras partes que pueden influir en cualquier servicio que preste la aseguradora, como la existencia de una restricción en el número de veces que el asegurado puede acudir al médico o el pago de recargos por determinados tratamientos.

No pensar en los tiempos de espera/carencias

Los periodos de espera, así como las exclusiones y el lenguaje fino de algunas pólizas, no deben ser ignorados. El intervalo entre la contratación de un servicio y su disponibilidad se conoce como periodo de espera. Esto implica que el hecho de haber pagado por un servicio no garantiza que pueda utilizarlo de inmediato. Para evitar sorpresas desagradables, es fundamental conocer los periodos de carencia de la empresa.

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