El riesgo está siempre presente en la vida de las personas; se manifiesta en todas las decisiones que se toman a diario y en todas las actividades que se practican, ya sean de carácter profesional o personal.
Es más, determinados riesgos a veces se asumen simplemente por residir en una determinada ubicación geográfica.
El riesgo es aquello que puede acontecer en un futuro, más o menos cercano, que está presente en cualquier actividad que se realice, y que preocupa por sus consecuencias.
Pero no sólo tiene una vertiente negativa, relacionada con pérdidas económicas o daños físicos, o morales; también puede entenderse desde su lado positivo cuando la exposición a determinados riesgos permite obtener ganancias (por ejemplo, al arriesgar en una apuesta para ganar dinero, o al invertir en un determinado negocio para conseguir unos beneficios futuros).
El seguro actúa en cualquiera de estas dos perspectivas, interviniendo como una de las respuestas más efectivas frente a las consecuencias de los riesgos y como forma de garantía ante situaciones futuras previstas en la vida de las personas.
¿Cómo actuamos frente al riesgo?
Lo primero es reconocer el riesgo, es decir, saber que existe y que es posible que ocurra. Si no se identifica, difícilmente se van a poder tomar las medidas adecuadas para su tratamiento.
A continuación, se evalúa su importancia, analizando su probabilidad de aparición y sus consecuencias. En este análisis influye la información que posee cada persona: no es lo mismo conocer a ciencia cierta los límites y características de una situación, que simplemente conocer que existe. También intervienen muchos otros factores: desde la cultura o el estado de ánimo hasta el modo de vida o las creencias de cada persona.
El último paso consiste en seleccionar la mejor respuesta entre las diferentes alternativas. Cada individuo busca esa respuesta ideal, adaptándola a sus recursos, y actúa en consecuencia con el fin de obtener la seguridad que considere suficiente.
- Prevención: consiste en minimizar la probabilidad de que ocurra un suceso adverso, pero si sucede, no se estará protegido ante él.
- Ahorro: disponer de un fondo económico que podamos utilizar si ocurre el suceso adverso para compensar sus consecuencias.
- Seguros: trasladar el riesgo, total o parcialmente, a un tercero que es la compañía de seguros.
La mayoría de las personas tienden a protegerse (seguros), y sólo un pequeño porcentaje de la población es propensa a “correr riesgos” (prevención o ahorro), a exponerse a ellos con facilidad a cambio de un mayor beneficio o satisfacción personal.
En virtud de cómo sea el individuo, de cuál sea su posición frente al riesgo y de su grado de información, toma unas medidas u otras para tratar de eliminar o reducir las consecuencias de los riesgos.