A nadie le gusta hablar del momento del adiós, pero lo cierto es que lo que más preocupa a muchos es la situación en la que quedarán sus seres más queridos tras el momento de su fallecimiento. Una póliza específica puede ser clave para hacer más llevaderos momentos tan dolorosos. Conocer las coberturas imprescindibles en un seguro de decesos te ayudará a encontrar el más adecuado para ti y los tuyos.
Los seguros de decesos están pensados para solventar las necesidades materiales y apoyar emocionalmente a la familia ante el fallecimiento de un ser querido. Hay distintos tipos de pólizas, pero las más recomendables contemplan una serie de coberturas básicas:
- En primer lugar, es esencial un servicio de decesos adaptado a las costumbres locales y a los requerimientos del asegurado. También un servicio de incineración o inhumación, en nicho o sepultura o lápida, además del servicio de tanatorio.
- También es fundamental poder elegir libremente el lugar de inhumación y cementerio en España y la gestión del servicio de decesos.
- Son de gran ayuda para la familia la cobertura de los gastos extraordinarios médico-legales, el servicio de orientación jurídica y la tramitación de documentos.
- En momentos tan difíciles, es conveniente que la póliza contemple la atención psicológica de los familiares. Además, estos seguros disponen de atención telefónica para dudas generales las 24 horas del día todos los días del año.
- Otro servicio que puede ser útil para las familias es la conservación del ADN.
- Las pólizas más completas ofrecen la cobertura de gran dependencia, que incluye la totalidad de los gastos sanitarios derivados de esta situación, así como la adecuación de la vivienda en caso necesario.
- Algunas garantías que se pueden suscribir de forma adicional, pero que para muchos pueden resultar coberturas imprescindibles en un seguro de decesos son la estancia de un acompañante por fallecimiento, accidente o enfermedad grave o la asistencia a menores y acompañantes en los mismos casos.
Dentro de las pólizas de decesos que cubren estas garantías se encuentran las de pago único, que se pueden suscribir a cualquier edad y no tienen límite máximo establecido. También las hay a pagar en un plazo concreto de años, que suelen tener como límite los 80 años. Las pólizas estándar se pagan por anualidades, que en muchos casos se pueden abonar de manera fraccionada. Cualquiera que sea su fórmula de pago, todos protegen a la familia del asegurado en momentos difíciles.